
“Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño
de mis hermanos, lo hicieron conmigo” Mt. 25, 40
CABA 17 de abril de 2025
“Después de haberles lavado los pies, se puso el manto, volvió a la mesa y les dijo:
¿comprenden lo que acabo de hacer con ustedes?” Jn 13, 12
Muy queridos compañeros y compañeras de camino:
En este Jueves Santo en que celebramos como Iglesia el día en que Jesús instituye la Eucaristía y el ministerio ordenado, y nos regala también el mandamiento de la caridad queremos acercarnos a todos ustedes para desearles una muy feliz Pascua de Resurrección.
El texto que compartimos del lavatorio de los pies en el evangelio de San Juan tiene una fuerza muy grande a la hora de pensar en la organización de la caridad en nuestra Ciudad de Buenos Aires. Representa un ícono poderoso a la hora de pensar en el servicio y además se convierte por su misma fuerza en modelo al que todos aspiramos: ser Iglesia hospital de campaña que recibe a todos, todos, todos y que entre todos nos lavamos los pies los unos a los otros.
Para lograr este cometido y alcanzar este ideal de servicio evangélico, hoy le pedimos muy especialmente a Jesús lo que nos pide nuestro querido Arzobispo: “Queremos ser testigos de Jesús resucitado, peregrinos del Evangelio comprometidos con esta realidad, tan desafiante, y a veces tan dura. Queremos estar cerca de nuestros hermanos crucificados por la enfermedad, por la soledad, por la injusticia, por la exclusión, por la marginalidad. Y queremos ser renovados en la esperanza que nace de la cruz de Jesús. Porque Cristo ha vencido a la muerte con su resurrección y la entrega de su vida por amor a todos” (Mons. Jorge García Cuerva, 2025, Carta Pastoral “Vive Cristo, nuestra esperanza“).
Lavarnos los pies en señal clara de servicio es también lograr la capacidad de perdonarnos los unos a los otros con el mismo amor que Jesús nos tiene y emprender así un lindo camino de reconciliación y de paz. Sólo una dimensión servicial y social del amor nos dará la posibilidad de establecer relaciones humanas y humanizantes en nuestra Iglesia y nuestro mundo. Porque lavarnos los pies también será desde la caridad y el servicio una clara ayuda para perdonarnos los pecados unos a otros, integrando el mal y la carencia como dimensiones a abrazar para que Jesús termine de redimir.
Y es también oportunidad para abrazar y abrazarnos en la debilidad. Por eso es necesario destacar en este día a nuestros adultos mayores y abuelos y a nuestros niños y niñas; los dos extremos de la vida que tanto nos pide cuidar el papa Francisco en el encuentro intergeneracional. Muchas de nuestras comunidades los van a privilegiar en el signo del lavado de los pies. Nosotros acompañamos con profunda devoción y compromiso este mismo gesto.
Que tengamos todos una muy feliz Pascua de Resurrección y que resucite Jesús en nuestro corazón y para poder anunciar con gozo la alegría del Evangelio, especialmente en el servicio de la caridad, a tantos hermanos y hermanas que sienten la fe y la vida amenazadas.
Un fuerte abrazo en el Corazón de Jesús Resucitado
Lic. Macarena Sarmiento Ing. Juan Debuchy R. P. Sebastián García SCJ
Vicedirectora Director Vicepresidente